18 enero 2022

"TENERDERECHISMO"

En la entrevista de El País Semanal (4/12/2021), ya citada en otra entrada, José Ángel González Sainz habla muy oportunamente del “tenerderechismo”:


“… A veces se dice que esta es una sociedad infantil…, ¡ojalá fuera infantil!, pero es adolescente, que es peor. Un día, en medio de la pandemia y de los botellones, oí decir en la radio a una chica: “¡Es que los adolescentes tenemos derecho a divertirnos!”. ¿¡Derecho!? ¿¡A divertirse!? No. Sería estupendo que te divirtieras, pero no tienes ningún derecho a ello. Yo a eso lo llamo el tenerderechismo, algo que a veces es muy de izquierdas y que ya fue perfectamente descrito por Ortega y Gasset —a quien tanto hemos despreciado sin leer— en “La rebelión de las masas”: ese exigentismo que no tiene ningún sentido."

Pienso que es una actitud generalizada la de creernos merecedores de todos los derechos inimaginables, mientras que si alguien recuerda la existencia de deberes y la exigencia de su cumplimiento es inmediatamente acusado de autoritarismo. Es un interesante tema de debate que no habla bien de las virtudes democrática de nuestra sociedad "adolescente".  JV.

17 enero 2022

Sobre LA MEMORIA HISTÓRICA

 

PM. (17/01/2022)

Me parece interesante comentar otro párrafo de la entrevista a Manuel Valls en El Español, citada también en otra entrada,

"Utilizar el pasado para dividir es lo que hace Zemmour, es lo que hace parte de la derecha y de la izquierda en Francia, lo que hace parte de la derecha y la izquierda en España… utilizar la historia para dividir. Es un error. Los historiadores tienen que hacer un gran trabajo.

A propósito de esta referencia a la menoría histórica parece oportuno recordar un párrafo del Edicto de Nantes de 1598 (ley del olvido):

“…la memoria de todas las cosas pasadas entre una parte y la otra, desde 1585 hasta nuestra llegada al trono y durante los demás desórdenes anteriores y hasta la coronación quedará apagada y adormecida, como si fueran sucesos no ocurridos. Y no les estará permitido a nuestros procuradores generales, ni a ninguna otra persona pública o privada, en ningún tiempo, ni en ninguna ocasión, hacer mención, pleito o enjuiciamiento de esta memoria en ninguna corte u órgano jurisdiccional. Defendamos todos nuestros asuntos, de cualquier clase o calidad que sean, de renovar la memoria, atacarse, sentir resentimiento, injuriar, ni provocar reproches por lo que ya pasó, sin que valga ninguna causa o pretexto para disputar, impugnar, querellar u ofenderse por hecho o por palabra, y, en cambio, contenerse y vivir pacíficamente juntos como hermanos, amigos y conciudadanos, bajo pena para los transgresores que serán castigados como infractores de paz y perturbadores del descanso público.”


Igualmente oportuna es la cita de David Riff (*) sobre lo abrumadora que podría ser la memoria histórica en Irlanda del Norte, en los Balcanes o en Oriente Próximo:

“La memoria histórica colectiva ha conducido más veces a la guerra que a la paz, al rencor y al resentimiento que a la reconciliación, y al deseo de vengarse más que al inicio del difícil perdón. ¿Y si, en vez de anunciar la pérdida del sentido, cierta dosis de perdón colectivo fuera en realidad la condición necesaria a la construcción de una sociedad apacible y razonable, y el recuerdo fuera una empresa políticamente, socialmente y moralmente arriesgada? ¿Y si, por lo menos en algunos lugares y en ciertas ocasiones, el coste humano y social de la exigencia moral del recuerdo fuera demasiado elevado para que mereciera pagarlo?


(*) David Riff (2016), “In Praise of Forgetting. Historical Memories and Its Ironies”, Yale University Press.

JV. Nada que añadir al texto de David Riff. Creo que lo que viene ocurriendo en España en los últimos años confirma plenamente la valoración de la memoria histórica que, lamentablemente, se revela como un eufemismo del rencor y el resentimiento. Un modo eficaz de crear antagonismos.

A este respecto recuerdo una afirmación del escritor José Ángel González Sainz en una interesante entrevista en el El País Semanal (4/12/2021)

“Uno de nuestros grandes problemas como sociedad, y sobre todo en España, es que no estamos construyendo ciudadanos, estamos construyendo antagonistas.”

Descontextualizar los hechos es una burda manera de manipulación, pero muy efectiva para crear crispación y confrontación. Por mucho que puedan hacer los historiadores los fanatismos son, por definición, refractarios a la verdad, especialmente cuando quieren utilizar la historia como arma arrojadiza.

 

16 enero 2022

LOS "ISMOS" Y LA CONFRONTACIÓN



PM. (16/01/2022) Me han parecido interesantes este párrafo de una entrevista a Manuel Valls hoy en El Español..

"En España hay un intelectual y una política que tienen visión universalista. El intelectual es Félix Ovejero y la política es Cayetana Álvarez de Toledo. Aquí acaba de morir un amigo mío, Laurent Bouvet, gran intelectual francés, de la izquierda. Habló de los fenómenos identitarios. A él, a mí y a otros cuando entramos en esos términos se nos trata de fascistas, de extrema derecha. Y eso ha pasado mucho en España. Te llaman facha. El problema es, si todos somos fachas, ¿el día que llegan los fachas de verdad, qué? Falta que la izquierda intelectual encuentre un espacio político. Lo identitario, el feminismo, el separatismo a través del idioma como en Cataluña o el País Vasco... tenemos que ir con mucho cuidado. Si la izquierda desaparece arrastrada por esos fenómenos, la alternativa será la derecha o la extrema derecha."

 

JV. También me parece interesante la denuncia de esos "ismos", que me llevan a la siguiente reflexión: Nadie se está enfrentando seriamente al auge de viejas y "nuevas religiones" como separatismos, feminismos, antifascismos, animalismos, y la amplia gama de negacionismos ... que van dando paso al predominio de intereses sectarios frente a la defensa del interés general, que históricamente han defendido los grandes partidos. Los fanatismos y los populismos de todo signo son enemigos de la racionalidad y de la democracia, cada vez más debilitadas.

Por cierto, falta un "ismo", el de los movimientos que van tomando cuerpo bajo el paraguas de la idea de una España vacía. ¿Quizás, "repoblacionismo"? Aunque no lo dicen abiertamente, por lo anacrónico y poco realista que resulta, lo que proponen sería "repoblar", aunque lo que en realidad pretenden es más dinero público ¿victimismo "pedigüeñista"?


En un artículo titulado “La España vaciada y la tentación cantonalista” Guillermo del Valle (El Español, 8/12/2022) termina afirmando: “Falta una izquierda de la igualdad que se oponga a la centrifugación del Estado central.”