Lo que estamos viendo y viviendo desde el comienzo de la pandemia invita a reflexionar sobre el miedo y su manipulación e impacto en nuestra sociedad.
26 diciembre 2021
MIEDO y SOCIEDAD ¿A QUIEN BENEFICIA EL MIEDO?
NO EN MI GUARDIA
Para Matthew Flinders, Universidad de Sheffield, lo más sorprendente de esta crisis ha sido descubrir la incapacidad social para a) aceptar que estamos ante una amenaza real y común y b) la incapacidad o la falta de deseo para buscar una respuesta balanceada y solidaria. Es decir, unos creen que el coronavirus es problema de los viejos pero no de los jóvenes, otros creen que la mayoría de los recursos públicos deben dedicarse a combatir el coronavirus en detrimento del resto de enfermedades, con indignación de los que se ven afectados por la falta de asistencia sanitaria pública real, unos miran con preocupación el coste económico de los cierres y el desempleo y otros han mirado con alborozo (quizás ya no tanto) la llegada del teletrabajo, sin calibrar las consecuencias futuras. No queremos aceptar que no hay soluciones perfectas pero cada uno sí queremos la que nos viene mejor (en cada momento).
Nada ayuda que el coronavirus sea un problema global porque cada Estado ha reaccionado según su visión sobre la propia capacidad, su modelo político-social, enemistades o amistades históricas y ambiciones y circunstancias del momento, así vemos como unas veces prohíben a otros y otras veces son prohibidos por los otros. O como las vacunas son usadas como trueque para introducirse en los recursos y los gobiernos de los países más pobres.
En España, además, tenemos una estrategia central muy débil y unas estrategias regionales diversas, tan diversas que lo que es legal en algunas es ilegal en otras.
Siempre nos encontramos un denominador común, la famosa actitud “No durante mi guardia”. Es lógico que nadie se quiera equivocar, pero es ilógico no asumir que no hay decisiones óptimas y cien por cien populares. Tan irracionales son la inoperancia y el dejarlo todo a la voluntad individual como imponer medidas draconianas y además de eficacia no demostrada (aunque aquí siempre hay un “experto” a mano), que acaban produciendo peligrosas rebeldías o miedos paranoicos y en cualquier caso el desprestigio del que las impone.
Centrándonos en dos modelos aparentemente opuestos, ¿dónde nos sentiríamos más seguros? ¿en los US de Biden o en la China de Jinping? Marco A. Delgado
20 diciembre 2021
¿HASTA CUÁNDO NOS VA A SORPRENDER LA EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA?
18 diciembre 2021
LA DINÁMICA DEMOGRÁFICA NO ES LA CAUSA, ES LA CONSECUENCIA.
Reflexiones sobre cómo la ausencia de conocimiento favorece la demagogia
- Los componentes de la dinámica geodemográfica no actúan como variables independientes. Forman parte de un complejo proceso histórico en el que interactúan factores del medio natural, sociológicos, económicos y políticos. Es, cuando menos, ingenuo proponer soluciones milagrosas a base de repartos puntuales de dinero público. No se puede prescindir del contexto histórico, ya no estamos en la era industrial, ahora son distintos los factores que regulaban la localización del empleo y de la residencia y ello requiere distintas las soluciones.
- Hay que superar los atavismos poblacionistas basados en considerar el crecimiento de población como síntoma de pujanza, mientras que la pérdida de habitantes se interpreta como anuncio inequívoco de decadencia, ignorando el valor intrínseco del territorio como recurso y como patrimonio natural.
- Más que remarcar límites administrativos, que fragmentan y enfrentan a territorios, hay que partir del reconocimiento de que, con las actuales pautas de movilidad de las personas y las capacidades que ofrecen los avances tecnológicos, es obligado revisar la actual imputación de la población a las circunscripciones administrativas en que se fija oficialmente su residencia, ya que cada vez con mas frecuencia los ámbitos que más se utiliza por razones de trabajo, estudios, consumo, relaciones sociales, ocio… no coinciden con los municipios de empadronamiento. Son municipios o comunidades autónomas a las que no se pertenece oficialmente, pero en las que también se tienen necesidades básicas y derechos. Sin duda las distintas administraciones públicas tendrán que adaptarse a las exigencias de gestionar una sociedad mucho mas compleja y variable en su localización sobre el territorio.
- Sería un grave error no aprovechar al máximo todas las soluciones que ofrecen las nuevas tecnologías para corregir el aislamiento y mejorar la prestación de servicios, persiguiendo objetivos de equidad en la calidad de vida y de cohesión territorial. Sin olvidar que estos objetivos no deben valorarse exclusivamente en términos económicos, sería también un error no medir la eficacia de las “inversiones públicas reequilibradoras”, así como conocer y hacer transparentes los costes por habitante de las prestaciones de los servicios públicos en cada uno de los distintos tipos de territorios. Julio Vinuesa